UN HIJO DEL MAR VENIDO DE LO ALTO ( EL ALTIPLANO PERUANO)

25.04.2025

El compromiso con la humanidad y el futuro del planeta no entiende de fronteras. Emerson es un joven peruano que lleva una década surcando todos los mares del mundo, movido por el deseo de sanar un poco a nuestro planeta, tan herido. Aprovechamos su estancia en Norai para compartir alguna de sus vivencias.

Mi nombre es Emerson Guaira, qué significa "viento". Yo soy como el viento. Mis orígenes están en un pueblito en el centro de los Andes, en Perú. Padecimos 20 años de terrorismo, entre los años 1980 y 2000, qué también afectó a mi región. Es una historia muy triste, que quedará marcada para siempre en quienes padecimos esa violencia. Los que hemos sobrevivido siempre llevaremos con nosotros esas cicatrices, porque ninguna muerte se puede reparar.

Viviste en un lugar montañoso, alejado del mar. ¿Cómo llegaste a caer en el mar?

El ciclo del agua hace que se vapore, se condense, formando nubes que se convierten en lluvia y nieve, que cae de nuevo sobre la tierra. Yo soy como una de esas gotas, un tanto extraviado. En nuestra región tenemos una laguna que se llama Pacucha. Allí construí mi primer barquito para navegar, hecho con plantas y botellas vacías. De niño escuchaba a la gente que venía de Lima decir que habían visto una laguna inmensa, sin fin. Era el mar. Yo me decía que algún día iría a conocer el mar. Pasados los años veo que es mi hogar. Vivo navegando en el mar.

¿Cuántos mares ha surcado en estos 9 años? 

Casi todos. Me falta únicamente el Báltico.

La primera vez que me embarqué fue en Benín (África), en un barco hospital.

Cuéntanos, ¿cómo fue esa experiencia en el barco hospital?

Un grupo de personas en Suiza quería hacer algo por el mundo, así que idearon un barco hospital. El impacto fue muy grande pues, consiguieron un barco grande, con capacidad para 600 personas, al que llamaron "Merci ship".

¿Cómo conseguiste enrolarte en dicho barco?

Primero ellos tienen que necesitar tus servicios profesionales. En mi caso, necesitaban un electricista. Yo llevaba 5 años trabajando en un canal de televisión, el Lima, como técnico y a la vez estudiaba en la Universidad Marítima.

¿Tenías claro que deseabas trabajar en un barco? 

Sí, quería navegar y pidieron mis referencias en el trabajo. Después de unas pruebas, accedí como segundo electricista Se trataba de realizar una labor humanitaria, donde tan solo ganaba 100 € al mes, para mis pequeños gastos. Sentía que era mi oportunidad de ayudar. Trabajar en el barco conlleva una serie de requisitos de movilidad y también de sencillez. Tu vida la transportas en una maleta. Solamente me desplazo con una maleta con 10 kilos de equipaje y una mochila. Todo es muy modesto, porque de otro modo tienes que pagar suplementos en el aeropuerto. Cada vez que llego a un nuevo lugar compro alguna cosa y dejo otras. Después del Africa merci volvía a Perú.

¿Qué aprendizaje supuso para ti y qué te aportó esa experiencia? 

Quizás un lugar en el cielo. Cuándo no tienes nada es una gran oportunidad para hacer cosas por los demás. Mi mamá está muy orgullosa del trabajo que realizo. No aspira a que gane mucho dinero.

Ahora, ¿cuáles son tus metas?

Bueno, estos años solo he descansado para proseguir con mis estudios. Ya soy ingeniero marítimo y pronto terminaré un máster en La Coruña. ahora tengo la oportunidad de ser, por primera vez, jefe de máquinas en el "Ship sheper", un barco que cuida de los océanos. Después ya, con esa experiencia en mi currículum, podré aspirar a otro trabajo.

Si pudieras concentrar estos años en una enseñanza fundamental, ¿cuál sería?

No dejes de soñar pero, da el primer paso. Mi abuelo decía que si trabajas bien nunca te va a faltar dinero ni comida. Eso se ha realizado en mi vida. Mi trabajo ha sido recompensado porque allí donde estaba han invertido en mi formación, han reconocido mi fuerza de voluntad. Hay gente que reza por mí. Cuando salí de la embajada de Perú en los Estados Unidos, me senté en un lugar para descansar y una señora que iba con sus hijos pequeños me dio todo el dinero que llevaba. Yo le dije que no estaba pidiendo nada pero, ella insistió en darme el dinero. Quería dar una enseñanza a sus hijos. Para mí fue un signo de que el dinero no me iba a faltar, por eso sugiero que los jóvenes de hoy que sigan sus sueños, que hagan el bien a los demás. Lo que se aprende hay que compartirlo. Cuando estuve en "Africa merci", todos los sábados impartíamos, un compañero y yo, clases de electricidad gratuitamente a la gente del lugar. El conocimiento es para socializarlo con otros.

¿Cuándo volverás de nuevo a Norai? 

En la actualidad, el contrato que tengo es para un mes. Luego quiero terminar mis clases de conducir y el máster en La Coruña.

Muchas gracias Emerson. Nosotros estaremos felices de compartir contigo. Ha sido muy hermoso conocer tu historia y el trabajo que estás realizando en esas organizaciones con las que colaboras.

Los que somos "hijos de la marea" regresamos una y otra vez al mar, así que atracaré de vez en cuando en el puerto de Norai. Hasta pronto.